domingo, 5 de junio de 2011

Se puede estar sola en una fiesta de declarados amigos, en un asado familiar, en una mesa ruidosa de ex compañeras del secundario ; se puede estar solo en la ciudad -a todas nos ha pasado- aunque todos te miren y te murmuren cosas cuando pasás. Pero, ¿Saben qué? También estamos solos cuando encontramos el amor: lo leemos, lo sentimos, pero no lo vemos. Cuando las pruebas sólo son escritas duele. Me habían dicho que nunca iba a estar sola. Siempre lo pregunte y siempre me dijeron que no. Desde chica, sin que nadie me lo explicara, aunque todos me decían que no, entendí que iba a estar sola y asumí que estar sola cuesta mucho, duele en el cuerpo, enferma. Que no tener en quién apoyarse pesa y duele. Me di cuenta rápido de que los cuentos infantiles que terminan siempre
bien son sólo cuentos. De chica intuí que hay que confiar poco y en pocas personas; hasta tu mejor amiga o el hombre de tu vida pueden traicionarte.

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