viernes, 2 de septiembre de 2011

Y es que, a veces, ser sincero libera, y a veces, ser sincero duele, pero siempre es necesario y es mejor para ti para las personas que te quieren. Los secretos siempre acaban doliendo y provocando heridas, son pequeñas escamas que comienzan dentro de ti y acaban manifestándose por fuera, porque afean el alma y trastocan el cuerpo. A veces, por mucho que duela, la verdad es el tónico que revitaliza una vida plagada de mentiras o de inseguridades que te impiden ser libre; sí, eso es lo que nos hace libres, la sensación de que pase lo que pase, te atormente lo que te atormente, conoces la verdadera realidad de las cosas. Puede ser cruda, simple, sin adornos, dolorosa, jubilosa, pero es la verdad, para bien y para mal, y puede ir por donde quiera, puede llegar a nosotros y destrozarnos, pero tarde o temprano llega, porque somos humanos, y buscamos la verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario