jueves, 3 de marzo de 2011

Es apenas un instante, un momento, un segundo en el que uno equivoca el camino. A partir de ahí cada paso que damos nos aleja cada vez mas
de nosotros mismos.No tenemos conciencia de los errores que cometemos,
 apenas una sensación, una pequeña voz interior que nos dice “algo
está mal”. Y aunque esa vocecita está ahí seguimos adelante,
ignorándola, equivocándonos, casi a conciencia.Lo ves venir. Sabes
que eso que estás por hacer va a cambiar todo, y así todo lo haces.
 Ya te extraviaste, ya te vaciaste, ya te equivocaste, ya te fuiste, ya te perdiste, ya te traicionaste. Y ahí te mirás al espejo y ya no
te reconoces, hay otro que te mira, te pregunta “¿Dónde fuiste?
¿Dónde estás?” .Un error lleva a otro error. Es tan fácil equivocar
el camino y tan difícil volver de eso... Es un impulso, un momento
irracional, y ya no hay vuelta atrás. Incluso cuando tenemos buenas
intenciones un error puede cambiar todo, romper todo. . Ya estás perdido
, errado, extraviado, si no tenés rumbo ¿A dónde podrás ir? Hay alertas
, hay advertencias, pero no las escuchamos y vamos directo al error.
Errar es hacer algo pensando solo en nosotros y nada en los demás.
¿Qué nos pasó? ¿Por qué nos equivocamos tanto? ¿Por qué fuimos tan
débiles? Cuando cometiste error tras error no podés ni siquiera
quejarte, ni ese derecho tenés.Corrés, te desesperás, pero cuando
tomaste el desvío el camino de regreso es más largo. Porque en tu
desvío causaste dolor, heridas que tardan mucho en sanar. El dolor
se transforma en resentimiento, en tristeza vieja, inolvidable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario