viernes, 11 de marzo de 2011

De eso se trata esta historia, de despertar, de distinguir entre la realidad y sueño. Si tu vida es sueño alguien se apodera de ella. Hay que distinguir entre vivir tus sueños y soñar con una vida irreal. Para despertar de ese sueño que nos anestesia hay que volver a creer. Despertar es romper la burbuja, salir de la placenta donde estamos tan cómodos. Despertar es aceptar que la vida a veces duele. Sin sueños la vida no tendría sentido, pero vivir en un sueño, en una ilusión, no es vivir. Vivir despierto significa que el dolor duela, sin anestesia, y que la felicidad nos mantenga con los ojos bien abiertos. La vida real, la de verdad, empieza cuando abrimos los ojos y dejamos de soñar.

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